viernes, 4 de octubre de 2013

COSTUMBRE Y TRADICIONES DEL ESTADO LARA

  • Los Zaragozas
La celebración del Día de los Santos Inocentes, cobra renovado interés en Sanare, municipio Andrés Eloy Blanco. Todos los 28 de diciembre gente de todo el país llega a disfrutar del jolgorio de “los locos”, de los multicolores disfraces y las historias que se impregnan del ingenio del pueblo. Esta tradición se mezcla en la memoria popular las razones religiosas e históricas con las heredades de la tradición oral.
Cuentan que el nombre Zaragoza viene de Sara, una esposa de Herodes, quien supuestamente gozaba cada vez que se mataba a un niño en el intento de eliminar al hijo de Dios. Se recuerda entonces que el poderoso malvado al sentirse perdido por el nacimiento del futuro rey de Israel, ordenó asesinar a todos los pequeños de Belén menores de dos años. Pero quién sabe si el nombre tiene más que ver con Zaragoza, la ciudad española.
La fiesta es ocasión para bautizar niños, hacer y pagar promesas. Quienes agradecen favores concedidos entregan a sus hijos para que los personajes multicolores los carguen y bailen. Los vecinos abren sus casas y ofrecen chicha, comida y bebidas a los danzantes.
A las 4:00 de la madrugada los personajes coloridos comienzan a salir de sus casas, una hora después se concentran en la casa de la Capitana Mayor, señora Maria Valeria de González, donde se realiza el llamado “rompimiento”. Cantan una salve y rezan varias oraciones antes de salir en comparsa, acompañados por músicos y con el cuadro de la matanza como estandarte. Van guiados por el Capitán Mayor, Bernabé Alvarado, quien alza en sus manos el cuadro que recuerda a las pequeñas víctimas, y el Capitán Menor, Severiano Alvarado, que ondea una bandera amarilla. En la iglesia San Isidro es la primera misa, a las 8:00 de la mañana. Después salen en jolgorio para hacer travesuras entre los visitantes. Hacen una parada en la casa de la cultura José Nemecio Godoy y a las 10:00 de la mañana llegan a la iglesia Santa Ana donde se celebra la misa principal. Al salir del templo se realiza un acto cultural en la concha acústica y después van de casa en casa al pago de promesas.
Después de bromear, andar y desandar por las calles, se reúnen nuevamente, a las 6:00 de la tarde, en casa de la Capitana Mayor para hacer “el encierro”: cantan una salve frente al óleo que colocan nuevamente en su altar, se retiran las máscaras y descubren quién es quién, bailan y comparten un refrigerio antes de marcharse a buscar el descanso reparador.

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