- Los Zaragozas
La celebración del Día de los Santos
Inocentes, cobra renovado interés en Sanare, municipio Andrés Eloy
Blanco. Todos los 28 de diciembre gente de todo el país llega a
disfrutar del jolgorio de “los locos”, de los multicolores disfraces y
las historias que se impregnan del ingenio del pueblo. Esta tradición se
mezcla en la memoria popular las razones religiosas e históricas con
las heredades de la tradición oral.
Cuentan que el nombre Zaragoza viene de
Sara, una esposa de Herodes, quien supuestamente gozaba cada vez que se
mataba a un niño en el intento de eliminar al hijo de Dios. Se recuerda
entonces que el poderoso malvado al sentirse perdido por el nacimiento
del futuro rey de Israel, ordenó asesinar a todos los pequeños de Belén
menores de dos años. Pero quién sabe si el nombre tiene más que ver con
Zaragoza, la ciudad española.
La fiesta es ocasión para bautizar niños,
hacer y pagar promesas. Quienes agradecen favores concedidos entregan a
sus hijos para que los personajes multicolores los carguen y bailen.
Los vecinos abren sus casas y ofrecen chicha, comida y bebidas a los
danzantes.
A las 4:00 de la madrugada los personajes
coloridos comienzan a salir de sus casas, una hora después se
concentran en la casa de la Capitana Mayor, señora Maria Valeria de
González, donde se realiza el llamado “rompimiento”. Cantan una salve y
rezan varias oraciones antes de salir en comparsa, acompañados por
músicos y con el cuadro de la matanza como estandarte. Van guiados por
el Capitán Mayor, Bernabé Alvarado, quien alza en sus manos el cuadro
que recuerda a las pequeñas víctimas, y el Capitán Menor, Severiano
Alvarado, que ondea una bandera amarilla. En la iglesia San Isidro es la
primera misa, a las 8:00 de la mañana. Después salen en jolgorio para
hacer travesuras entre los visitantes. Hacen una parada en la casa de la
cultura José Nemecio Godoy y a las 10:00 de la mañana llegan a la
iglesia Santa Ana donde se celebra la misa principal. Al salir del
templo se realiza un acto cultural en la concha acústica y después van
de casa en casa al pago de promesas.
Después de bromear, andar y desandar por
las calles, se reúnen nuevamente, a las 6:00 de la tarde, en casa de la
Capitana Mayor para hacer “el encierro”: cantan una salve frente al óleo
que colocan nuevamente en su altar, se retiran las máscaras y descubren
quién es quién, bailan y comparten un refrigerio antes de marcharse a
buscar el descanso reparador.
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